
Casi son mis favo. Éso no lo puedo decir en la terraza porque no veas tú entonces la escenita de celos. Ésos tulipanes que han ido siempre de chulitos y de ser los niños mimaos... pero con este tiesto de anémonas es que se me va la olla!
Ya tengo obra nueva. Estoy super super orgulloso, la verdad. No sé si tengo explicado aquí cómo fue la cosa... sí, creo que algo conté en los días del Parador, en Alcalá. Aquellas cinco jornadas de -supuesta- concentración en las que no escribí una letra, que no hice más que intentar ligarme a alguien en el mariconeo complutense... sin éxito alguno, dicho sea de paso. Sííííí sí sí sí sí, es verdad. Bueno, pues se precipitó el asunto porque el viernes de la semana pasada, no: el anterior, me manda mensaje la acriz encarganda de la obra -minuto antes de entrar al Teatro de la Zarzuela a ver La Gran Vía, de Chueca. Con Loles León. No me gustó na de na. Me invitaron, por supuesto. De nuevo estoy en ésos límites de pobreza absoluta que tanto gusto frecuentar, como bohemio que he descubierto que soy- y me dice que si quedamos un día para ver cómo va lo que llevo escrito. Que qué tal el martes. Yo, que no tengo una línea que darle a probar, intento ganar tiempo y le propongo que mejor el Jueves "es que el Martes tengo animación a la lectura en un colegio". Mentira. Total que escribo de una tacada el arranque la noche del Domingo al Lunes de la semana pasada, y otro cacho gordo la noche siguiente, y un poquito más la otra... y el Jueves salvo la cara con mi amiga actriz presentandole lo que yo presumo ha de ser dos tercios de la obra definitiva. Le gusta lo que lee, dice... queda golosa de saber cómo continúa la historia, lo cual es muy muy halagador para mí... y no vuelvo a escribir mucho más. Pero como le dije que todo el resto ya lo tenía encarrilado -mentira- y que en cosa de una semana estaría toda la historia, pues... la noche del Domingo al Lunes me puse me puse... No pegué ojo, pero a las ocho de la mañana tenía todo mi segundo monólogo de los que voy a escribir en mi vida en negro sobre blanco. Acabado. Lo que yo creía dos tercios de la obra era sólo una mitad. La pobre se va a acordar de toda mi parentela cuando se meta ése tocho entre pecho y espalda, pero... ay chica, mira!... Con todo el subidón -soy dramaturgo, tía! SOY DRAMATURGO!- me fui a fotocopiarlo y a registrarlo en la Propiedad Intelectual. Me moría por leerselo ya a alguien, y claro... no puedo ir soltándolo por ahí sin tenerlo protegidito de algún modo! Por la noche, en El Bar se lo leí a las niñas, que siempre son muy generosas conmigo en halagos y fiestas a todo lo que hago. Lectura del tirón. Vaya, les gustó mucho... Yo estaba más largo que ancho! Y aún sigo. Y sólo tengo un come come: se lo mandé a la actriz y... no me ha dicho nada... con lo susceptible que yo me pongo con las cosas que hago y lo mal que me entra la crítica, a ver... porque me conozco, y como no le guste, voy a pensar de ella que es una patana y que no ha entendido na y que no sé porqué he malgastado mi talentacisisisísimo en una patana patana patana como ella... Ara bien, si le ha gustao, hay que ver la chica que criterio tan fino, tan esmerada sensibilidad... Qué pena doy, madre!
Las niñas me dijeron cosas preciosas de la obra. Yo, honestamente, estoy muy satisfecho de cómo me ha quedado armada la personalidad de la prota. Me parece muy creíble, y es lo que más me preocupaba: forjar una personalidad de mujer fuerte, simpática, que sea agradable para que la actriz empatice con ella, pero no perfecta... La estructura me parece un poquito menos resultona que la de la anterior -es que de la estructura de la anterior es de lo que más satisfecho estoy, jejeje!- y, en general, estoy contento.
Pero desconfío mucho de una cosa: en esencia, la he escrito en cuatro noches. Supongo que mi poso de cultura judeocristiana de veneración del trabajo y el esfuerzo... me impiden creerme autor de un buen producto si la cosa no me ha costado meses, vida y litros de sangre. Porque claro, sé que hay genios que hacen buenas obras apenas esforzándose. Pero son genios, no es cierto? Y ahí ya entra algo más que mi educación/adiestramiento en la católica modestia: tengo contundentes pruebas de que no lo soy. En serio: en mi afán por objetivizar todo y de tratar de deshacerme de falsas vanidades, pero también en mis ganas de disfrutar yo el primero de cuanta virtud me adorne -que pa eso es mía- creo que si tuviera pruebas de ser un genio, lo reconocería. Pero no chico, no lo soy!... Entonces... estas dos obras de teatro que llevo ya paridas sin dolor... qué son?... No sé, creo que soy ligeramente talentosillo para juntar la M con la A: MA... Éso, alguna gracia, y un par de facilidades más que, con sólo dos obras, aún no da tiempo para que nos demos cuenta de que son pocos ingredientes. Sospecho que si me meto a tercera, cuarta, quinta... con ésa facilidad para escribir, empezaré yo mismo a notar que me repito, que me cuesta crear personajes nuevos que no sean extensiones graciosillas de mí mismo... y será evidente que no, que un genio, no.
Pero anoche, delante de mis amigas, lo era... Jijiji... como el cuarto de hora de fama barjoliano, el cuartodhora de genio debería la humanidad entera sentirlo!... MOLA!...