sábado, 27 de septiembre de 2008

El cumpleaños...



Mañana es el cumpleaños de El Rubio...

Quieren hacerle ésta noche una fiesta en El Bar. Lo organiza su chica, la alemanita con la que lleva ya unos meses. El Nicaragüito, mi compi de piso, está implicado en lo de la fiesta. Lógico: El Rubio heredó todo mi entorno de amigos. Nicaragua es extremadamente discreto con el tema de nuestro enfado. No ha hecho el más mínimo comentario sobre ello, ni para inclinarse hacia un lado ni hacia el otro. Sé lo mucho que le cuesta. Aparte de su implicación personal con los dos, es que es periodista! Y COTILLA! jejejeee...

Nicaragua y Alemania quedaron en llevar ahora al Bar la tarta y algunas cosas para ésta noche. Nicaragüito salió de casa anunciandome que, quizá, por ir a éstas horas tan tempranas, encontrarían aquello cerrado. Le dije que, en tal caso, me llamaran y yo iria a abrirles. Vale: no estoy en contacto con El Rubio, acabé de él quemadísimo... pero tampoco quiero boicotearle la vida.

Me llamó la chica. De acuerdo: me arreglo y voy para allá. Ningún problema... Instantes después me vuelve a llamar para decirme que no me moleste, que mi Señora Esposa ya les ha abierto... y la chiquilla -bien linda, la verdad- aprovecha: que quiere que esté en la fiesta. Que sabe que estamos enfadados, pero que El Rubio habla cada día de mí, de lo muchísimo que me echa de menos, de mi amistad, lo que le duele coincidir en El Bar ocasionalmente y que ni nos miremos... Iré? pues... la verdad, no se que decirte. Lo pensarás? pues... sí. Prometo que lo pensaré.

De hecho estoy escribiendo ésto ahora para ver si, leídos mis pensamientos pasados a limpio, me aclaro un algo!

Él me echa de menos. Yo a él, sinceramente, no. Cada vez que pienso en el tema hay una parte que me duele muchísimo. Lo hice muy mal. Desde el principio. Es un tipo muy carenciado que exige exige exige y exige. Nunca dabas la talla. El hecho de que yo entablara amistad con él en un principio porque quería llevarmelo a la cama y también el hecho de que me gustaba muchísimo -para follar, no más- eran material que usaba para poner SIEMPRE en tela de juicio si mi amistad era o no limpia. He vivido con esa losa -suena muy tremendo, pero el muchacho fue compañero mío de piso. Literalmente HE VIVIDO con esa losa- y sintiéndome culpable y consintiendole abusos que no debreía haberle consentido sólo para aplacar ese remordimiento. Pero siempre fui sospechoso. Y seguí consintiendo. Y me harté.

El asunto es que por aquella absurda discusión dejó de hablarme -porque no olvidemos que ÉL dejó de hablarme a mi- Y ese día, por primera vez, se me antojó que tal alarde de orgullo herido quizá podría permitirselo cualquier otra persona conmigo. Pero él, no. Entonces pensé en las muchísimas veces que el tipo ha sido, como yo ese día con él, injusto conmigo, y que me ha hecho daño, y que ha sido egoista, y que me hizo chantaje emocional, y que... y que... y que yo hice borrón y cuenta nueva y no pasó nada. Y no me dio la gana consentir que las normas sigan siendo así sólo en su dirección y nu ncaq en la mía, y que cuando el error lo cometo yo, merezca el fuego y el rechinar de dientes.

Entonces... bueno, me duele mucho haberle consentido una relacción con normas de juego tan desequilibradas. He aprendido un montón de mí mismo, creo. Me duele que se haya encontrado con una actitud mía tan incomprensible. Pero también me duele que ni siquiera se le pase por la cabeza lo harto que me tiene. Que de por sentado que él ha sido un angelito y yo, sencillamente, he pasado de ser un santo a ser un monstruo despiadado.

Y entiendo que me eche de menos. Se lo consentia todo! Y me tienta la idea de presentarme en el cumpleaños con un regalo y calmar mi conciencia... Pero la verdad es que no sería lo mismo porque no me veo consintiendole las cosas que le consentia antes. Y conociéndole como le conozco se que va a usar eso para hacerme chantaje emocional y machacarme... quizá no intencionadamene, pero lo haría. Es tremendamente soberbio. Nunca tiene la culpa de nada.

Y yo no echo nada de eso de menos...

jueves, 25 de septiembre de 2008

Su excelencia...


... Y mañana yo seré investida Señor Embajador... cómo se te queda el cuerpo?

viernes, 19 de septiembre de 2008

Pensamientos

Deberían ser siempre éstas flores las que sacara, no?... al fin y al cabo son mis pajas mentales las que vuelco aqui, de modo que...

Convalida paja mental por pensamiento como Dios manda?

Es mi blog, y en mi blog YO DIGO QUE SÍ!

Pa ésta entrada había comenzado un borrador y todo. Tuve una revelación divina y me parecía que ameritaba dedicarle rato. Pero fueron pasando días y yo perdiendo entusiasmo ante el místico hecho y al final sé que no voy a ser justo contando lo que pasó. Lo que me pasó por dentro, porque en aquella plaza en realidad, a la vista de todo el mundo, no pasó nada. Ahora he quedado pa salir con una estrella gays de la televisión -como amigos, eh? No vayamos a creernos ahora que rompemos los corazones de los ídolos de los jovencitos, QUE NO...- y la verdad, pos se me va a echar encima la hora y aún tengo que ponerme todo lo guapo que la naturaleza me permite... Que perro soy... fue muy bonito y muy hondo, coño... carne de lo que debería guardar aquí, con las flores... Quiero decir, porque no es un modo de hablar: fue una revelación-revelación, de las de Iglesia Católica de toda la vida. Sin Virgen apareciéndose en la cueva o sobre la encina, sin sol girando enloquecido, sin curaciones milagrosas, sin fuente brotando cristalina allí donde su pie se posó... Fue en la Bervena del Cristo, con la orquesta en la que canta la amiga de mi sobri a todo éxito espamericano de los últimos 60 años y rodeado de los excelentes resultados que la actividad agrícola provoca en los organismos vivos de los aborígenes veinteañeros. Vale, hay poca hagiografía que recoja revelación a su santo hagiografiado en tales condiciones, pero es que 1 yo no soy un santo, con lo cual la literatura hagiográfica no es referencia, y 2 vamos a ver, es Dios mismo manifestándose!... si te parece le vas a poner peros por venir a hablarte saltándose los cánones de protocolo que manejas!

Va, que tengo que afeitarme: En esencia, a punto yo de echarme a llorar de impotencia, aguantando además el tipo a toda sonrisa para no preocupar a nadie en derredor, pos me dijo... Tranquilo. Lo sé. No estás loco. Sé cómo te duele. No desesperes. Todo tiene sentido, ya lo verás.

Vaya, así aproximadamente, porque en realidad vino a ser como una manita acariciándome la cabeza y otra acariciándome el corazón por dentro, sensaciones que yo traduje por lo que he puesto ahí más arriba.

Si los sms tienen peligro porque pueden ser malinterpretados en destino, traten por favor de transcribir a Román Paladino una revelación celeste no-verbal. La Ostia!

Y estoy un poquito más tranquilo, la verdad.

martes, 9 de septiembre de 2008

Liz...




Lo que soy y lo que me conviene ser... Lo que deseo y lo que desearía no desear...

Tengo la cabeza, y me temo que el alma, descabaladas... girando en caida descontrolada como una piedra muy angulosa ladera abajo... entre matojos, chocando contra árboles jóvenes, desprendiendo tierra y otras piedras... Llegando a un punto en que se esconde de mi vista, pero sigue cayendo: yo aún veo cómo en su paso agita las hierbas amarillas de éste verano. No veo ya rodar la piedra no hecha para rodar, pero sé que sigue cayendo aunque a duras penas, pues la pendiente es pronunciada y ni su naturaleza irregular ni los obstáculos la detienen...

Pues claro que no es una preciosa imágen salida de mi fértil creatividad. Jugué a tirar piedras así el otro día, con mi sobrina. Bromeábamos. Volvíamos de pasear absurdamente para matar el tiempo, a la caída de la tarde, cuando el sol ya no abrasa, por la carretera a las afueras del pueblo. Mi hermana, su padre -mi cuñado- ella y yo. Necesitamos muy poco para partirnos de risa, y acompañábamos cada piedra -cada vez más grande, cada vez más angulosa- de comentarios absurdos de ese humor absurdo que -gracias, Dios mío- compartimos todos en la familia.

Ése tipo de actividades/juegos/tonterías siempre han rescatado mi sensibilidad más poética del fondo de lo inadecuado-para-enseñar-en-público. Y siempre me dejan durante instantes de duración variable como atontolinao... Recuerdo perfectamente que en los días de campo de hace veinticinco y treinta años atrás, la hoguera que hacía mi padre para asar chuletas y sardinas y que quedaba rescoldando durante toda la tarde podía mantenerme quieto ante ella exáctamente con el mismo poder hipnótico con el que veo ahora a mis sobrinos ante la pantalla del ordenador, ante la consola... Un río de alta montaña, en mis campamentos de verano, con su tintineo precioso, su olor fresco a hierba agua pez y piedra, conseguía lo mísmo: sus burbujeos y su transparencia acristalada me ataban el cuerpo, lo inmovilizaban... pero a la vez yo me iba libre de viaje por dentro mío... Montaba en la nave de Viaje Alucinante, y lo que exploraba a fondo quedándome extremadamente quieto, era el organismo todo del agitado mundo...

Las llamas, el agua, tirar una piedra por una ladera... Hacer dobleces de origami inventado en un fólio, desdoblarlo, ver en él la cubierta fantástica y ligera de una iglesia, de un edificio futurista -ésto era, supongo, el gérmen de aquel proyecto mío imposible de ser arquitecto-...

Cuando hacía monerías en el salón de actos del colegio, en las fiestas de fin de curso o en Navidad, recuerdo que las otras madres le decían a la mía, a modo de halago raro "Con éste chico no debe aburrirse usted nunca!" Y recuerdo a mi madre contestando "yo no me entero de que tengo hijo en casa"

El hijo estaba con la baraja de cartas, el dominó, el tente o el exín castillos, quieto en la alfombra, viajando lejos...

Eran viajes maravillosos. Como soy el mayor éxito que las campañas antidroga de éste país han conseguido nunca, no se si lo que llaman "viaje" dentro de ése entorno es mejor o peor que lo que yo me metía simplemente con mirar con fijeza un cancho transmutado en altísima montaña, cubierto de gigantescos bosques de robles y castaños -en donde los robles eran en realidad líquen, y los castaños, musgo-... El niño escríbia poesía. Cómo no iba a escribirla, con esos chutes que se metía? Era verdaderamente un reino. Era mío, y en él estaba siempre sólo. Hubo un par o tres de amigos -Luismi, Tomás, Juan Pedro...- que compartían un poco todo eso durante un pequeño espacio de tiempo. En seguida dejaron de estar. No se si les eché yo. No se si ver aliviada aquella soledad poderosa me molestaba más de lo que me agradaba no ser un bicho raro...

Entre los tiestos de mi madre, en el balcón... tenia un clic de famobil/mosquetero que podía pasar perdido en la jungla largas tardes sin aburrirse. Rescato ésa parte en concreto, sin mosquetero, en mi casa de ahora, en mi terraza. Por eso me gusta desayunar una manzana a mordiscos allí subido, y por eso las riego todos los días al caer el sol, quizá más de lo debido. Para pasar tanto rato como puedo entre el áloe, las calas, las lobélias, los iris germánica, el mandarino, el aguacate, el manzano, el cactus moribundo del Enano Hijodelagranputa, el rosal... y todos los bulbos y rizomas de anémonas, ranúnculos, gladiolos, freesias, tulipanes y jacintos que ahora estan secos, pero que entre febrero y mayo...

Y se dan fogonazos. Y quizá no crezca -no crezca "mal" quiero decir- del todo mientras esas lumbrecitas aparezcan. Ni mientras siga empeñado en buscarlas, por más que cuando me pongo ahora ante una hoguera, veo un río o hago casitas de Heraclio Fournier ya no me exilio de inmediato, tan gozosamente, con esa increíble facilidad...

Verás, Liz... Aquí las normas las pongo yo y las rompo yo. Es parte de la búsqueda de mi reino: tener un reino. Aquí debería haber siempre flores azules. Flores vegetales, claro. Tú tienes dos de aurora, que son de color violeta. Bueno... oscilaciones hacia el morado, hacia el turquesa... supongo que se pueden admitir. Y si no son admisibles, transgredo la norma. Dueño, señor, legislador, sólo...

Aquella piedra rodaba y, sin el esfuerzo que ahora me cuesta fijar la atención para emprender aquellos vuelos, me regaló billete de viaje fugaz, muy breve y muy lejano. De haber estado solo me habría regodeado más. Sin mi sobrina, mi hermana y mi cuñado al lado, riendo, instándome a continuar el lento imparable paseo, hubiera dedicado su buena hora y media quizá dando de comer a ensoñaciones inutiles que me habrían despegado los pies. Pero puede que no hubieran aportado nada más de lo que aportó ese breve fogonazo. No habría sido más revelador. Sólo más bonito... Quien quiere eficacia en un caso así? Vale, los orgasmos duran lo que duran, a la continuidad de la especie no le hace falta más rato de gozo para perpetuarse, y sin embargo... coño, yo quiero más, más largos, mejores!

He rechazado a un amigo al que mimé y malacostumbré hasta que me hartó, y me siento muy culpable de lo que estará sufriendo por mi causa, porque no entiende qué ha pasado. Reaparece otro a quien he consentido de modo semejante, y le dejo que -telefónicamente- se quede en mi vida. Ningúno de mis proyectos parece que vaya a sostenerme económicamente. Empiezo a pensar en la conveniencia de fijar un plazo para que las cosas marchen hacia mis sueños, o claudicar y emprender un proyecto factible, adecuado, gris y convencional con el que pagar mis deudas. Sigo sufriendo como un mono por sentirme el hombre que peor partido saca a su atractivo en el mundo. Ésto útimo no sería mayor problema si no sucediera, además, que quiero acostarme casi con cada tipo de buen ver de entre 15 y 60 años que pasa junto a mí. Mis padres sufren porque no tengo trabajo, no tengo dinero, no tengo novia.
Dueño, señor, legislador, sólo...

La piedra rodaba. Yo ya no la veía. Abajo del todo hay un riachuelo de montaña, con agua fría, poca, transparente, muchos cantos rodados interrumpiéndola y filtrándola...
Allí parará.